Al abrir una revista de moda y antes o después nos encontramos con bellas y seductoras imágenes de modelos de lencería en entornos de lo más dispares: un metro, un portal, el autobús de una gran ciudad…Productos de sesiones de fotos provocativas y que, al menos en Nueva York, parece que van a formar parte de la historia debido al desorden público que generan alrededor.
Recientemente se ha presentado una propuesta de modificación de las leyes audiovisuales en el Ayuntamiento de esta metrópoli que podría suponer el final de las promociones de ropa interior basadas en editoriales y anuncios tomados en plena calle. El dpto de Medios y Entretenimiento (MOME por sus siglas en inglés) ha anunciado hace unos meses que la revisión de los permisos de rodaje local que se estaba efectuando iba a implicar una prohibición del «uso de vestuario inapropiado por parte de modelos, actores y otros participantes en vías de acceso público».
Una moción que se introdujo a principios de año por razones de seguridad. De hecho, el director del MOME afirmaba que esta nueva regulación no estaba pensada para realizar ningún juicio moral sobre el significado de vestuario inapropiado sino para minimizar los riesgos que resultan de la distracción que provocan los modelos de lencería a su paso por la ciudad. Lo cierto es que Nueva York es el centro neurálgico de las campañas más reconocidas en el mundo de la moda y de las sesiones de fotos de las firmas más potentes del mercado de la lencería. En la mayoría de ellas, se recurre a actrices, modelos y famosas que caminan con naturalidad por espacios públicos para obtener imágenes impactantes y promocionar así las prendas de dichas marcas en el resto del planeta. El resultado de estas sesiones lo hemos contemplado todos y es de lo más atractivo pero ¿ qué cuál es su precio?
El caos. Algunos profesionales del sector comentan que filmar en el exterior puede ser demoledor ya que suele causar grandes molestias en el entorno. La gente se acerca por curiosidad, se apiña alrededor, se detiene el tráfico y se acaban produciendo grandes atascos que perturban completamente el ritmo de la urbe. No hay más que pensar, por ejemplo, en el revuelo que pudieron causar en su día los Ángeles de Victoria’s Secret recorriendo Nueva York con motivo de una campaña que pretendía animar a las mujeres a utilizar su ropa interior en el exterior como parte del vestuario habitual. ¿Os lo imagináis?
Pero, más allá del caos, también están las cifras. Esta ciudad , históricamente permisiva con las producciones audiovisuales en espacios públicos, genera, aproximadamente, 10 billones de dólares gracias a los rodajes y sesiones que acoge cada año. Sin embargo, no todas cuentan con la autorización oficial y por eso se busca regular la situación con multas de hasta $1000 para aquellos profesionales que violen la nueva nueva normativa. Solo los artistas callejeros que se desvistan en Times Square quedan exentos de cualquier sanción (a menos que formen parte de una empresa de producción cinematográfica). Y es que, como para todo, hay tradiciones que son sagradas.
Costumbres que, además, tienen un gran impacto en el turismo. Un reciente estudio sobre cuáles son las actividades más atractivas para el turista que visita Nueva York indicaba que ver sesiones fotográficas exteriores de ropa interior era la cuarta más apreciada detrás del shopping…¿No sería una pena ir a la ciudad de los rascacielos y perderse una de estas producciones?
Imagen: The Lingerie Talk.