LOS INICIOS DEL SOSTÉN

 

El sostén es esa prenda que forma parte de nuestra vida diaria y que, olvidamos, ha ido cambiando (y mucho)  a lo largo del tiempo. La forma de vestir de cada época y sus modas estéticas, han incidido directamente en su diseño imponiendo cómo debía ser el vestuario íntimo de las mujeres. Pudor, comodidad, seducción, protección, estilo de vida o distinción han sido algunas de las funcionalidades que se le han atribuido pero….¿cuándo empezó todo?

Las primeras en utilizar una pieza que sostuviera el pecho fueron las mujeres de Creta unos 1.700 años a. de C, con el fin de, precisamente, “sujetarlo”. Las Romanas utilizaban el strophium que iba un poco más allá y  permitía no sólo sostener los pechos sino mostrar signos de civismo.  Algo totalmente opuesto a los gustos de las mujeres bárbaras que preferían no llevar nada y dejar los pechos libres.

Referencias de prendas parecidas al actual sostén existen y fueron descubiertas en la restauración de un castillo del Tirol austriaco del siglo XV. Al parecer se trataba de unas piezas de ropa interior, que eran usadas o bien por las damas pudientes de la alta sociedad o bien por las «mujeres de vida fácil» y fue ese sentido más erótico que provocó que se le considerase una prenda poco decorosa y que, por tanto, fuera repudiada socialmente.

Sobre 1550, comenzaron los corsets, artefactos incómodos y dolorosos que servían para oprimir los pechos y reducir las cinturas. Catalina de Médicis (esposa de Felipe II) fue la encargada en introducirlo (y en obligar su uso) para que la mujer pudiera reducir considerablemente su cintura y realzar su pecho. De hecho puso en vigor una prohibición a las cinturas anchas para asistir a la Corte Real de Francia en 1550 dando el pistoletazo de salida a 350 años de tortura y de compresión forzada de los diafragmas femeninos que, a día de hoy, muchas siguen utilizando de forma voluntaria.

En 1832, la familia Peugeot, constituyó su empresa y se ocuparon, entre otras cosas, de producir ballenas para corsés y después miriñaques. Posteriormente pasaron a consolidarse en la industria de producción de automóviles, de la producción de elementos que conforman el menaje de tipo gastronómico (ollas a presión, cafeteras, estufas), así como de la industria textil (máquinas de coser). Y en 1897 fundaron la «Société des Automobiles Peugeot«.

La industria del corset avanzaba y, tanto si era verano como si era invierno, las mujeres se enfundaban en las estrecheces de una prenda que provocaba problemas para respirar y, con frecuencia también desmayos. Pero ese era el precio que, las mujeres de la alta sociedad europea pagaban para lucir  una figura entallada o incluso para ocultar embarazos. Por este motivo no era extraño que padecieran con tanta frecuencia sofocos, problemas menstruales y abortos.

¿Quién inventó el sostén?

Circulan distintas versiones sobre quién inventó el sostén pero existe un gran vacío de información al respecto. Hay quien atribuye su creación a la francesa Herminie Cadolle que, en 1889, diseñó una prenda que separaba en dos el corset y la pieza que daba sostén al pecho bautizada como «le bien-être«. Otros consideran que fue Marie Tucek (quien patentó una pieza de apoyo para el  pecho) , o Philippe de Brassiere cuyo apellido da origen al nombre brasier. Todos realizaron sus aportaciones pero quién fue primero es una pregunta sin respuesta clara todavía.

Lo que es un hecho es que el primer sostén moderno que se patentó fue fruto del trabajo de Mary Phelps Jacob en 1914 en Nueva York. Era hija de Robert Fulton (inventor de la máquina de vapor), y acababa de comprar un vestido de cocktail para lucir en una fiesta. Se dió cuenta de que el corsé se le veía y con dos pañuelos de seda y una cinta, anticipó el sujetador moderno.  

El salto de esta prenda a los medios no se producirá, sin embargo, hasta  1907 con su primera aparición en la revista «Vogue» que anunció la aparición de algo  que no podía faltar en el cajón íntimo de cualquier mujer…

¿Cómo se dio a conocer?

Pero la artífice definitiva de  la popularización del sujetador como pieza fundamental para lucir la sensibilidad femenina, fue Jane Russell  y la película «El bandido«, en la que lució el sostén diseñado por los ingenieros aeronáuticos de Howard Hughes. Su imagen lanzó la prenda a la fama..

Su uso se generalizó desde el mismo instante en el que la mayoría de las mujeres se sintieron atraídas hacia los iconos  de belleza que arrojaban los medios de moda  y el mundo cinematográfico y así  comenzaron a imitar a sus estrellas. Pechos misiles y emergentes, curvas, sensualidad…eran reclamos poderosos que atraían el interés de las féminas.

Con Ida Rosenthal llegaron las tallas y las copas. Esta emigrante rusa, afincada en EEUU, combinó su propia experiencia en el mundo de la moda y los patrones de papel, reunió a las mujeres americanas en categorías según el tamaño del busto, y finalmente creó una línea de sujetadores que realzaba la figura femenina en todas las edades. Categorizó las copas tal y como las conocemos en la actualidad, por las letras del alfabeto  A, B, C y D.

El sujetador no tuvo una historia lineal ya que experimentó avances y retrocesos. Las feministas del 69 los quemaban como símbolo de liberación de la opresión de los hombres y el  movimiento beatnik se inclinaba por la moda natural de dejar los pechos libres. Se sucedieron momentos en los que se escondían los senos o se buscaba aumentar visualmente su tamaño con ayuda de copas y rellenos.  

Sin embargo, esa línea ha sido siempre ascendente ya que ha ido ganando importancia en el vestuario íntimo femenino y, en la actualidad, es un objeto que ofrece comodidad, sofisticación o funcionalidad. La gama de opciones es tan amplia como las necesidades de cada mujer pero en todos los casos sigue siendo un icono innegable de feminidad.

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Fuente: http://sosten.blogspot.com.es/ 
Imágenes:  pixabay

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