Muchos hombres viven bajo la sombra de la errónea idea de que su ropa interior no tiene tanta importancia como la lencería femenina. Creen que, al no tratarse de prendas expuestas, carecen de interés o, al menos, de la relevancia que se concede a la moda íntima de la mujer. Sin embargo, de la misma forma que ellos prestan atención al atuendo interior de ellas, las féminas hacen exactamente lo mismo…Y no basta con estrenar prendas para una primera cita…
Algunos de los errores más comunes entre los varones pueden pasar desapercibidos para ellos mismos. Así pueden tratar de imitar prácticas que contemplan a menudo en la publicidad o en vídeos musicales de grandes artistas y que no tienen sentido en la vida real. Por ejemplo, ir en camiseta interior por la calle, como si fuera una prenda exterior más, no es nada aconsejable. Si la intención es dar una imagen de malote, lo que en verdad se está transmitiendo es que se carece de madurez y elegancia…
Otra costumbre poco recomendada es la de introducir la camiseta por debajo del calzoncillo con la idea de eliminar pliegues y bolsas inoportunas. Es un hábito que, sin embargo, produce el efecto contrario ya que crea arrugas con más facilidad. Además resulta antiestético y poco atractivo para la mayoría de las mujeres. Nada hay peor que una camiseta con voluminosas dobleces…
También es aconsejable descartar otras rutinas bastante extendidas como usar camisetas oscuras bajo camisas de color claro; dejar que las mangas de las camisetas se vean por debajo de la camiseta de manga corta o permitir que la parte inferior de la camiseta sobresalga por debajo de la camisa, ya que crean una imagen de desaliño pueril poco masculino. De la misma forma, conviene evitar los boxers con pantalones finos de lana ya que pueden abultarse inoportunamente y transmitir una imagen de dejadez y falta de estilo. Basta con sustituirlos por boxers cortos o slips para evitar este desagradable efecto y lucir como merece ese par de pantalones de moda.
En cuanto a la higiene, también aquí habría que desterrar ciertas rutinas perniciosas. Por ejemplo, secar las camisetas blancas en la secadora caliente puede causar la impresión de suciedad cuando, en realidad, se ha procedido al lavado de la prenda. Y que el uso de este tipo de procesos de secado favorecen la aparición de manchas amarillas. Precisamente la combinación de sudor y desodorante con el aire cálido que emiten las secadoras amarillea el tejido por lo que, aunque esté limpio, su aspecto será descuidado. Tampoco se aconseja utilizar blanqueador ya que acorta la vida útil de las camisetas y las hace parecer más estropeadas y deslucidas…
Puede ocurrir también todo lo contrario, es decir, que, por dejadez, prisas, despiste o razones ecológicas, se posponga el lavado de las prendas interiores. Aunque no se vea ninguna mancha por ninguna parte, no hay que olvidar que son piezas que acumulan una gran cantidad de microbios y bacterias que, de no ser eliminadas con agua caliente o lejía, podrían favorecer la aparición de infecciones…Y no solo eso, una vez más el aspecto desgastado por el uso, puede crear una idea de falta de higiene absoluta…
En definitiva se trata de costumbres a las que muchas veces los hombres no prestan atención cuando, en el fondo, están creando a través de ellas una imagen (probablemente errónea) de sí mismos. Corregir estos hábitos no es tan difícil si se quiere transmitir al mundo, a través de la ropa interior, el verdadero estilo y clase que se lleva dentro.
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Fuentes: webdelhombre/efesalud/guioteca Imagen: Dreamstime