OJO CON LAS PRISAS.

Podemos tener una gama de prendas interiores de lo más selecta y seductora o práctica y cómoda pero tanto unas piezas como otras pueden convertirse en una importante fuente de enfermedades graves si no se mantienen unas mínimas condiciones de higiene íntima. Suena a obvio pero, en ocasiones, el ritmo ajetreado de vida que gobierna hoy el mundo obliga a recurrir a rutinas poco recomendables…

El sentido común (que, a veces, es el menos común de los sentidos) nos dice que, efectivamente, conviene cambiar y lavar la ropa interior una vez utilizada. Y es algo que debe realizarse diariamente. Sin embargo, las prisas, los despistes, la  impaciencia o la  imposibilidad ocasional de renovar la muda, hace que algunas mujeres acaben usando la misma prenda durante más días. Y los efectos de esta práctica (que no debería convertirse nunca en un hábito) pueden ser de lo más desagradables.

No sirve de mucho asearse cada mañana si, después, por cualquiera que sea el motivo, se utiliza la pieza interior del día previo. Y no se trata simplemente de respetar el cuidado personal para, además, poder mantener relaciones íntimas saludables sino de evitar posibles complicaciones que pueden adquirir un carácter grave si no se les presta suficiente atención.

Uno de los primeros problemas que pueden surgir es la comezón en la piel. Se trata de uno de los contratiempos más comunes y que puede aparecer en cualquier parte del cuerpo que esté en contacto con prendas sucias. Sin embargo, las molestias que produce son mucho más engorrosas cuando afectan a la zona íntima ya que genera fuertes irritaciones y picores debido a la acumulación de bacterias.  Si no se cuida y atiende correctamente,  puede derivar en llagas o ronchas mucho más incómodas y dolorosas.

El fuerte olor es otro de los trastornos vaginales que surgen cuando no se cambia la ropa interior a diario y se prolonga su uso innecesariamente. Fruto de la humedad debido a la falta de transpirabilidad de la prenda reutilizada, suele ser intenso y desagradable. Es una clara señal de que algo no va bien por lo que será necesario acudir al médico para que detecte el tipo de tratamiento que se precisa.

La infección por hongos, que sucede con frecuencia por otras causas que nada tienen que ver con la higiene íntima, es una consecuencia de lo más esperada si se produce, precisamente, esa falta de limpieza personal. Al fin y al cabo, las levaduras y bacterias se desarrollan en ambientes húmedos y se multiplican con gran facilidad cuando no se cambia la ropa interior con asiduidad.

En definitiva, cuidar el aspecto interior y el confort íntimo con piezas de calidad es muy loable y necesario, si se quiere,  pero es un esfuerzo que se realiza en vano si no se cuida la propia intimidad. Y no es algo complicado, basta con practicar hábitos, sencillos e imprescindibles para la salud, como una ducha y un cambio de muda diarios. Así que más vale poner esa lavadora a última hora de la noche, aunque dé pereza, para librarse de cualquier complicación indeseada….

Imagen: Pixabay

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